domingo, 6 de julio de 2014

DE SANTA A LA TRATA DE PERSONAS INSTITUCIONALIZADA


La novela Santa escrita en 1903 por Federico Gamboa, es una de las obras de la literatura que más se han adaptado al cine mexicano y ha ejercido una gran influencia en la gran cantidad de melodramas de las mujeres que ejercen el oficio más antiguo del mundo: la prostitución. De esta novela que aborda la historia detrás del mundo del pecado, narrando las causas y efectos fatales de una mujer de la vida galante, relata las ilusiones y desilusiones de la juventud, el amor, la tragedia y el sufrimiento de una cortesana.


La prostitución no es un oficio que pueda escoger todo el mundo y posee elementos dramáticos con múltiples aristas. Si bien, aún pululan por las calles de las ciudades, ejércitos de trabajadores obligados al peligroso oficio más antiguo: el comercio carnal. Actualmente, los tradicionales prostíbulos han evolucionado a clubes de masajistas e incluso, la prostitución ha evolucionado a los medios electrónicos y las redes sociales.


Si realizamos una búsqueda en las redes sociales, podremos percatarnos de cientos  perfiles de escorts o acompañantes VIP -mujeres y hombres-, que aseguran ser “independientes” y que “voluntariamente” han decidido ejercer la prostitución, así como agencias de modelos que brindan servicios de acompañamiento y centros de masaje.


Precisamente, la prostitución en un mundo globalizado ha encontrado en las redes sociales como Facebook, Twitter y Livestream, múltiples ventajas sobre los viejos anuncios clasificados en medios impresos. Por ejemplo, abrir una cuenta en cualquier red social es gratis, así como anunciar su servicio las veces que lo deseen a lo largo del día; su cuenta les da la facultad de agregar links de sus páginas personales, donde normalmente abunda información de sus servicios, fotos explícitas y lo único que se necesita para acceder es un dispositivo móvil.


Si bien, la Secretaría de Gobernación carece de facultades para monitorear, supervisar y mucho menos prohibir esta clase de anuncios en páginas de Internet y redes sociales, que se han convertido en territorio libre de las escorts que pregonan servicios sexuales, es evidente que explotación sexual y trata de blancas se encuentra enquistadas. Por lo que México sigue sin cumplir los estándares mínimos para la eliminación del delito de trata de personas, además, se siguen comprobando casos de complicidad entre autoridades y delincuentes, según detalla el Reporte 2014 de Tráfico de Personas elaborado por el Departamento de Estado de Estados Unidos.


A pesar de los esfuerzos legislativos en nuestro país, se encuentra limitada la compresión del delito de trata de personas por parte de algunos funcionarios mexicanos, lo que socava la lucha contra este fenómeno delincuencial. Como ejemplo, hasta la fecha no hay un número conocido de investigaciones o de procesos iniciados contra bandas o personas vinculadas a este ilícito. Eso ocurre tanto en el ámbito federal y estatal, lo que pone en duda la capacidad del gobierno para identificar con precisión a las víctimas de trata entre las poblaciones vulnerables, como los trabajadores migrantes y de las personas que ejercen la prostitución, además de que no se cuenta con estadísticas completas disponibles sobre el número de víctimas de trata identificadas durante 2013, por citar un ejemplo.


Es importante tomar medidas de seguridad y de prevención respecto a este grave problema ya que la trata de personas genera ganancias anuales a nivel mundial por cerca de 32 mil millones de dólares y México lamentablemente ocupa la tercera posición en este aspecto, luego de Tailandia y Rusia. Conforme a datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), por Tabasco atraviesan alrededor de 700 mil migrantes ilegales al año, y de ellos el 25 por ciento son secuestrados para objeto de trata de personas.


La trata de mujeres, niñas, niños, adolescentes y jóvenes es un delito de género, el cual, representa otro segmento de la economía informal que florece a la sombra del crimen organizado. Alrededor de 3 millones de niños y niñas en el mundo son víctimas de explotación sexual, de los cuales cerca de 16 mil son mexicanos. Además, cada año otro millón de niños pasan a engrosar las cifras de este ilícito comercio, según cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en México (UNICEF). En tanto, el Fondo de Población de las Naciones Unidas calcula que hay 2 millones de niñas de entre cinco y 15 años incorporadas al comercio sexual y 4 millones de mujeres y niñas que cada año son compradas y vendidas para fines de matrimonio, esclavitud o prostitución.


Necesariamente, tenemos que reflexionar que la trata de personas es una de las peores formas de violencia que se ejerce sobre hombres, mujeres, niñas, niños, adolescentes, y que no estamos libres de sufrir las diferentes formas de trata que se vive en el mundo entero, que abarca trabajo forzoso, explotación laboral, venta de órganos de niñas y niños, violencia sexual comercial, pornografía, entre otras modalidades.


Es evidente que la trata es un negocio millonario, donde abrumadoramente las víctimas son mujeres y niñas que son vejadas, maltratadas y excluidas; que tiene relación estrecha no sólo con la explotación laboral sino principalmente con la explotación sexual de mujeres y niñas que son traficadas, vendidas, compradas, cosificadas y donde no tienen ninguna posibilidad real de elección. Situación que arroja, una vez más, y de manera violenta la radiografía de sociedades jerarquizadas en que vivimos, de desvalorización de las mujeres.


Por otra parte y tristemente, la pornografía infantil es el tercer delito que mayores ganancias genera a grupos del crimen organizado, quienes obtienen más de 30 mil millones de dólares al año, apenas por debajo del narcotráfico y el tráfico y la trata de personas.


La trata con fines de explotación sexual es un fenómeno específico de género, no podemos negar que si los hombres no considerasen como un derecho evidente la compra y explotación sexual de mujeres y menores, la prostitución y el tráfico no existirían. En este sistema de dominación masculina donde las personas son convertidas en mercancías, la discriminación, la desigualdad entre hombres y mujeres en el acceso a derechos y oportunidades y estas relaciones jerarquizadas de poder traen consigo violencia contra las mujeres, niñas y niños, adolescentes que, en muchos casos, las sitúa en manos de redes que las trafican, las transportan, las someten, las obligan a prostituirse, explotadas y vejadas violando sus derechos más básicos.


Los tratantes, los traficantes de seres humanos y proxenetas se aprovechan de la subordinación económica y social de mujeres y menores que están en busca de mejores oportunidades de trabajo y de vida. Como dato relevante, de acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), las víctimas de las tratas de personas son engañadas, seducidas y enamoradas por sus enganchadores quienes les ofrecen un mejor nivel de vida, oportunidades laborales. Para someterlas recurren a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o abusan de su situación de vulnerabilidad.


Las formas de reclutamiento de las víctimas van desde la presión de los padres, el arreglo entre padres y traficantes, la seducción del matrimonio como promesa de felicidad frente a un violento presente, hasta el secuestro. Así las cosas, este contexto de violencia, impunidad, corrupción y abandono gubernamental de miles de niños, se significa como tierra fértil para llevar a cabo todas las prácticas criminales que caracterizan la prostitución y la pornografía infantil: violencia, reclutamiento, traslado, control y explotación.


En ciudades de Tabasco, se observa un aumento en el número de jovencitas dedicadas al sexo servicio. A través de Internet se ha tendido una red de prostitución y pornografía, incluso al amparo de servidores públicos. Recordemos los escándalos denunciados de redes de funcionarios pederastas, sin embargo, existen muchos otros más que continúan impunes, revestidos como honorables políticos, empresarios y funcionarios.


El hilo conductor que fortalece el infierno vivido por miles de niñas, niños, adolescentes y mujeres explotados sexualmente en nuestro país, pasa por profundos niveles de violencia intrafamiliar; continúa con el abandono del hogar y la indigencia; la drogadicción, muchas veces como refugio y manera de escapar de la ignominiosa realidad; la puntilla es la prostitución y la pornografía que alimentan los bolsillos de criminales a cambio de la miseria de miles de seres humanos.


REFLEXIÓN

La historia de un menor de edad, un joven o una mujer en las garras de la trata deja en claro la oscuridad en la que se encontraba ese ser humano y la lógica criminal, no es razón para hacernos cómplices  de su explotación sexual; en ese sentido somos los ciudadanos quienes estamos obligados a enfrentar este problema, y la mejor manera de hacerlo es no consumir prostitución ni pornografía. Estoy cierto que cualquier otra forma de combate tendrá menores resultados.


E-mail: guillermoars@gmail.com

Twitter: @pumamemo


 

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