Estamos hoy en
un momento muy crucial de la historia política de Tabasco. Desde la sociedad se lanza de nuevo el clamor de ya basta. La paciencia de la sociedad
tabasqueña empieza a agotarse.
Nos encontramos
en el preámbulo de una coyuntura
similar a la que vivimos el primero de julio de 2012, en que al ver que los
compromisos y las promesas de no se realizaron, la población ya no aceptó los
mismos discursos de quienes desde el entonces partido gobernante, se
presentaron como candidatos a los cargos de elección popular.
El “cambio verdadero” estaba a la vuelta
de la esquina y esa fue la promesa al pueblo de Tabasco. Pero para que se
cumpliera el propósito de la alternancia
en el gobierno, era necesario que nos ajustáramos el cinturón y que aceptáramos
las medidas de la transición democrática, a cambio del saneamiento de las finanzas
públicas y una prosperidad para Tabasco.
Hoy, la
sociedad está identificando que el problema de fondo no era únicamente el
partido gobernante, la crisis económica o la pobreza, o más bien, que para
resolver la crisis que padece Tabasco,
tiene que participar e imponer un sistema
realmente democrático, transparente y que rinda cuentas.
Señores, no han
estado a la altura porque sólo han buscado su beneficio, así como sucedió en los
sexenios anteriores. Las dificultades que padece Tabasco, tienen exactamente la
misma raíz: el autoritarismo, la opacidad y la corrupción.
Tenemos ya la
celebración de elecciones más o menos equitativas, justas, pero no hemos construido un gobierno y un Estado
eficaz y democrático. Existe rotación de políticos y de partidos, alternancia
en el poder, a nivel estatal y municipal; sin embargo la forma de ejercer el
poder sigue siendo exactamente lo mismo de antes.
Soy un
convencido de que en Tabasco debe existir un esquema real y público de rendición de cuentas, sin embargo, el
diseño jurídico aún no lo permite y seguimos siendo testigos de la “chicanería”
legal y constitucional desde el ejercicio del poder.
Los tabasqueños tenemos un gran espíritu crítico
y democrático, no somos autoritarios ni corruptos, sin embargo tenemos una muy
arraigada costumbre de la simulación y la impunidad. No vamos a resolver este
problema por medio de la hipocresía democrática, ni con mano dura a los rivales
políticos o detractores del gobierno. Tampoco podemos encontrar respuestas en
un abstracto y vacío deseo de impulsar una cultura de la legalidad, con los
valores.
La respuesta es
sencilla, pero también es la más difícil, es el ejercicio democrático, transparente,
honesto, del poder público. Esto es
lo que nos va a permitir enfrentar esta crisis que vivimos en Tabasco en
materia de seguridad pública y en el sector económico, a partir de más y mejor
democracia, que no sólo incluya las elecciones y el acceso al poder, sino
también la forma en que se ejerce el poder mismo.
Así es como
vamos a poder construir instituciones
fuertes, así es como vamos a poder evitar la tentación de pactar con
delincuentes o sustraer el dinero público, así podemos ubicar en Tabasco un debate político de altura
con respecto al nuevo rumbo que debemos
tomar socialmente dentro de un marco de instituciones fuertes y claras que
en primer lugar impongan un Estado de
Derecho.
En Tabasco hay
mucho talento desperdiciado y paradójicamente lo que hace falta son políticas públicas innovadoras, que demuestren a la
ciudadanía que el gobierno merece su confianza y respeto. Nos hemos
acostumbrado a que el gobierno nos exija que confiemos en las instituciones,
pero una confianza ciega de parte de la ciudadanía no nos sirve absolutamente
de nada si el gobierno primero no se gana la confianza, y en esta idea la
confianza de la ciudadanía no queda ahí en terreno de una elección. La
confianza ciudadana se construye diariamente con resultados, con las ganas de
querer hacer las cosas bien y en beneficio de todos los ciudadanos, pero sobre
todo, en el ánimo de construir junto con la sociedad una nueva forma de ejercer
el poder y de profundizar en la democracia y así atender a los problemas y las
necesidades más fundamentales de Tabasco.
REFLEXIÓN
El pueblo no
necesita que su gobierno se queje y culpe a su antecesor. Es votado para que
mejore la situación, por eso fue elegido, para dar soluciones. Para quejarse
está el pueblo.
E-mail:
guillermoars@gmail.com
Twitter:
@pumamemo
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