En días pasados, el gobernador Arturo Núñez Jiménez, emitió un mensaje a la ciudadanía
por el cual, daba cuenta de los estados financieros y las irregularidades en la
hacienda pública estatal. Además, del reducido
margen de maniobra presupuestal con el que dice iniciar su administración,
lo que llama notoriamente la atención pues implica la reorientación del presupuesto para este año y actuar con un sentido
de racionalidad y austeridad, para generar mayor valor público con menos
recursos.
Muchos tabasqueños se plantearán el cuestionamiento
sobre los proyectos y las propuestas ciudadanas que se compartieron en los
foros de análisis y consulta para la integración del Plan Estatal de Desarrollo (PLED 2013-2018). Precisamente la
importancia de este documento es no sólo plasmar una plataforma electoral y un
programa de gobierno, sino asegurar las prospectivas que se alcanzarán, de
acuerdo a una planeación programática de
las actividades y proyectos estratégicos a realizar por el gobierno del
estado en los próximos seis años; es un instrumento de rendición de cuentas.
El optimismo en las expectativas del cambio se verá sólo superado en la medida que los bolsillos de los tabasqueños reflejen
los primeros indicios de crecimiento y recuperación económica del estado. Por
ello, el crecimiento económico precisa el decidido impulso del gobierno estatal a los sectores productivos y sentar
las bases para la reconversión productiva
de la entidad.
Si el gobierno del estado no entiende la necesidad
de sentar las bases de la reconversión
productiva -que es un imperativo impostergable-, difícilmente se podrán
explorar alternativas para el desarrollo económico. Por tanto, la ruta de Tabasco es la de una amplia reforma política y económica.
Entre las demandas específicas, la apuesta es mayor infraestructura hidráulica y control del agua para aprovechar este
nicho de oportunidad e impulsar la actividad agroindustrial en el estado. Otro
reto deberá ser que Tabasco tenga una
mayor autonomía fiscal, en razón que en los últimos años el estado -al
igual que el resto de las entidades federativas-, se ha visto afectado con
menores ingresos por participaciones federales como consecuencia de una disminución
de la Recaudación Federal Participable. Es importante precisar que las
participaciones federales que efectivamente reciben los estados y por ende los
municipios dependen de la recaudación de los impuestos federales como el ISR,
IVA, IEPS, IETU, IDE, etcétera, y de los derechos por extracción de petróleo
que obtenga la Federación.
Según datos del Instituto Mexicano para la
Competitividad A.C. (IMCO), Tabasco es uno de los estados con menor autonomía
fiscal. Del total de sus ingresos sólo el tres por ciento proviene de fuentes
propias, situación que lo hace dependiente por completo de las transferencias
de la Federación. Lo que se complica con la danza de los dígitos en el pago de
su deuda comprometida contra las
participaciones federales en un 24.47 por ciento.
Alcanzar un gobierno verdaderamente eficiente será
el gran reto, pero para generar recursos y lograr una redistribución
generalizada de la riqueza entre la sociedad, primero hay que generar crecimiento, con el binomio
indisoluble de productividad y
competitividad.
De tal manera, en nuestro estado se deberán
instrumentar en todas las instancias del sector público una serie de reformas
que correspondan a la modernización
administrativa en el ámbito gubernamental, para lograr un gobierno
responsable, eficiente, humanista y orientado a los resultados.
Otro tema clave es impulsar el turismo, pero para ello, se requiere mayor infraestructura, porque esta actividad es clave para detonar el desarrollo
en la entidad.
Se deberá trabajar en dos vertientes,
la primera consistente en generar las condiciones que permitan atraer y retener inversiones. De igual
forma, trabajar de manera coordinada con la Federación en objetivos comunes
para consolidar proyectos económicos de
alto impacto en beneficio de la región.
Estos son retos muy fuertes en la generación de
empleo y en la distribución de riqueza, y son las acciones que el gobierno
estatal deberá plasmar en el PLED
2013-2018 y en los programas sectoriales. Sin embargo, el crecimiento
económico no se genera ni por decreto ni por buenas intenciones, y son muy
altas las expectativas de la sociedad tabasqueña hacia el nuevo gobierno de izquierda en Tabasco.
Por otra parte, en lo político el mensaje que se
debe enviar en Tabasco es que la
instauración del sistema democrático y la alternancia política va en serio,
y que no significa simplemente un cambio de ciclo político ni circunstancial.
La
alternancia no basta por sí misma. Tabasco requiere mayor
gobernabilidad democrática y un gobierno que rinda resultados. Para ello,
se deberá mejorar la operatividad de las instituciones públicas en el ambiente
democrático.
No menos importante -en beneficio de la transparencia y la pluralidad-, será
integrar mecanismos más eficaces de
control del poder y de exigencia de
responsabilidad jurídica –administrativa, civil y penal- y política sobre los
gobernantes.
En la democratización
de Tabasco, está la base de la legitimación
y proyecto político a futuro, más allá de 2018 para los partidos de la
izquierda.
REFLEXIÓN
Si bien, el gobierno estatal llegó de forma
democrática por decisión del electorado, deberá mantener su liderazgo político,
para evitar cualquier dualidad
contradictoria de reproducción de los vicios del pasado. Al tiempo pues.
E-mail:
guillermoars@gmail.com
Twitter:
@pumamemo
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