miércoles, 27 de febrero de 2013

PLAN ESTATAL DE DESARROLLO 2013-2018


En días pasados, el gobernador Arturo Núñez Jiménez, emitió un mensaje a la ciudadanía por el cual, daba cuenta de los estados financieros y las irregularidades en la hacienda pública estatal. Además, del reducido margen de maniobra presupuestal con el que dice iniciar su administración, lo que llama notoriamente la atención pues implica la reorientación del presupuesto para este año y actuar con un sentido de racionalidad y austeridad, para generar mayor valor público con menos recursos.

Muchos tabasqueños se plantearán el cuestionamiento sobre los proyectos y las propuestas ciudadanas que se compartieron en los foros de análisis y consulta para la integración del Plan Estatal de Desarrollo (PLED 2013-2018). Precisamente la importancia de este documento es no sólo plasmar una plataforma electoral y un programa de gobierno, sino asegurar las prospectivas que se alcanzarán, de acuerdo a una planeación programática de las actividades y proyectos estratégicos a realizar por el gobierno del estado en los próximos seis años; es un instrumento de rendición de cuentas.

El optimismo en las expectativas del cambio se verá sólo superado en la medida que los bolsillos de los tabasqueños reflejen los primeros indicios de crecimiento y recuperación económica del estado. Por ello, el crecimiento económico precisa el decidido impulso del gobierno estatal a los sectores productivos y sentar las bases para la reconversión productiva de la entidad.

Si el gobierno del estado no entiende la necesidad de sentar las bases de la reconversión productiva -que es un imperativo impostergable-, difícilmente se podrán explorar alternativas para el desarrollo económico. Por tanto, la ruta de Tabasco es la de una amplia reforma política y económica.

Entre las demandas específicas, la apuesta es mayor infraestructura hidráulica y control del agua para aprovechar este nicho de oportunidad e impulsar la actividad agroindustrial en el estado. Otro reto deberá ser que Tabasco tenga una mayor autonomía fiscal, en razón que en los últimos años el estado -al igual que el resto de las entidades federativas-, se ha visto afectado con menores ingresos por participaciones federales como consecuencia de una disminución de la Recaudación Federal Participable. Es importante precisar que las participaciones federales que efectivamente reciben los estados y por ende los municipios dependen de la recaudación de los impuestos federales como el ISR, IVA, IEPS, IETU, IDE, etcétera, y de los derechos por extracción de petróleo que obtenga la Federación.

Según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO), Tabasco es uno de los estados con menor autonomía fiscal. Del total de sus ingresos sólo el tres por ciento proviene de fuentes propias, situación que lo hace dependiente por completo de las transferencias de la Federación. Lo que se complica con la danza de los dígitos en el pago de su deuda comprometida contra las participaciones federales en un 24.47 por ciento.

Alcanzar un gobierno verdaderamente eficiente será el gran reto, pero para generar recursos y lograr una redistribución generalizada de la riqueza entre la sociedad, primero hay que generar crecimiento, con el binomio indisoluble de productividad y competitividad.

De tal manera, en nuestro estado se deberán instrumentar en todas las instancias del sector público una serie de reformas que correspondan a la modernización administrativa en el ámbito gubernamental, para lograr un gobierno responsable, eficiente, humanista y orientado a los resultados.

Otro tema clave es impulsar el turismo, pero para ello, se requiere mayor infraestructura, porque esta actividad es clave para detonar el desarrollo en la entidad.

Se deberá trabajar en dos vertientes, la primera consistente en generar las condiciones que permitan atraer y retener inversiones. De igual forma, trabajar de manera coordinada con la Federación en objetivos comunes para consolidar proyectos económicos de alto impacto en beneficio de la región.

Estos son retos muy fuertes en la generación de empleo y en la distribución de riqueza, y son las acciones que el gobierno estatal deberá plasmar en el PLED 2013-2018 y en los programas sectoriales. Sin embargo, el crecimiento económico no se genera ni por decreto ni por buenas intenciones, y son muy altas las expectativas de la sociedad tabasqueña hacia el nuevo gobierno de izquierda en Tabasco.

Por otra parte, en lo político el mensaje que se debe enviar en Tabasco es que la instauración del sistema democrático y la alternancia política va en serio, y que no significa simplemente un cambio de ciclo político ni circunstancial.

La alternancia no basta por sí misma. Tabasco requiere mayor gobernabilidad democrática y un gobierno que rinda resultados. Para ello, se deberá mejorar la operatividad de las instituciones públicas en el ambiente democrático.

No menos importante -en beneficio de la transparencia y la pluralidad-, será integrar mecanismos más eficaces de control del poder y de exigencia de responsabilidad jurídica –administrativa, civil y penal- y política sobre los gobernantes.

En la democratización de Tabasco, está la base de la legitimación y proyecto político a futuro, más allá de 2018 para los partidos de la izquierda.

 

REFLEXIÓN

Si bien, el gobierno estatal llegó de forma democrática por decisión del electorado, deberá mantener su liderazgo político, para evitar cualquier dualidad contradictoria de reproducción de los vicios del pasado. Al tiempo pues.

 

 

 

 

Twitter: @pumamemo

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