La competencia política en Tabasco es signo
de los nuevos tiempos democráticos, forjados por varias generaciones de
tabasqueños. Así como el Partido Acción Nacional (PAN) se equivocó en muchos
aspectos durante doce años al frente del gobierno federal, el inminente regreso
del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la
República, obedece a la decisión de la mayoría de los mexicanos de expulsar al
blanquiazul de Los Pinos.
Así en el plano local, el PRI tabasqueño probablemente
también se equivocó en muchos aspectos y ahora le corresponde hacer un análisis
serio de su actuación durante el proceso electoral de este año.
Uno de los errores que el PRI en Tabasco ha
pagado caro ha sido la manera cómo escogió a sus candidatos. Esto le costó en
gran medida a este partido la elección estatal y lo obliga a la renovación de su dirigencia. Tiene que ser
alguien que fortalezca su unidad con capacidad de diálogo y conciliación, pero
al mismo tiempo alguien con principios ideológicos firmes y una visión clara de
la ética, transparencia y responsabilidad social que tiene este partido
político.
La derrota electoral del PRI en Tabasco fue
consecuencia también de la frágil confianza de las bases y los votantes en la
institucionalidad del partido, además del efecto López Obrador en la elección
concurrente con la federal.
La próxima dirigencia estatal del PRI deberá
avanzar en el desarrollo democrático del tricolor y no recaer en los errores
cometidos en el pasado. Además, deberá entender lo que representa en su justa
dimensión ser oposición y no gobierno, para regresar a la competencia política
más cohesionado y disciplinado.
El PRI tiene que abrirse a la pluralidad
interna para incrementar su credibilidad y por tanto su autoridad como partido político.
No como lo ocurrido en el proceso de selección de candidatos, que al final se
convirtió en un campo de batalla y eliminación, vía
impugnaciones judiciales.
Lo que es destacable de la jornada electoral
del domingo primero de julio, es que hubo una participación ciudadana ejemplar.
Nuestro estado vivió un proceso democrático y fue la segunda entidad federativa
con mayor participación de ciudadanos que acudieron a las urnas -con un setenta
y uno por ciento de votantes-, después de Yucatán, que alcanzó un setenta y
cinco por ciento.
El padrón electoral en Tabasco es de un
millón 575 mil 849 personas, con una lista nominal de un millón 530 mil 142
ciudadanos. Lo que significa que un millón 71 mil tabasqueños votaron el pasado
primero de julio y ejercieron su poder ciudadano al votar la mayoría por la
alternancia.
El priísmo tabasqueño deberá reconstruirse
desde su militancia, esa que se siente desprotegida y agraviada. Asimismo,
deberá trabajar por ser muy pronto una opción política válida para el pueblo
tabasqueño y habrá de exigirle responsablemente al nuevo gobernador de
extracción perredista.
En el PRI tabasqueño deberá iniciar una
operación de control de daños y en esa recomposición hay grupos que querrán secuestrar
a este partido. Se advierte una purga interna y sin duda, se pondrán a prueba
las militancias y las convicciones.
A los que hoy perdieron, les corresponde
respetar los resultados y ofrecerle al ganador su colaboración. En tanto, al
vencedor hoy le toca cicatrizar heridas, tender puentes, sumar voluntades,
disipar miedos, restablecer la concordia y apegarse a la ley.
Con los resultados de esta elección, los
tabasqueños seguramente recuperarán su fe en la democracia y la alternancia
representará un nicho de oportunidades para que Tabasco enmiende el camino. En
Tabasco hay cabida para todos, pero debemos abandonar los egoísmos y contribuir
al progreso de nuestra entidad, asumiendo nuestra responsabilidad histórica y social.
En la nueva dinámica de Tabasco, debemos
privilegiar la instauración de un nuevo sistema social fundado en la
'meritocracia', donde las posiciones jerárquicas sean conquistadas con base al
mérito y a la capacidad profesional. Es decir, el estado debe cambiar de la
generación del linaje a una del esfuerzo, donde prospere aquel que trabaja más.
No es deseable un gobierno populista, pues ya
no son tiempos de esperar de éste soluciones mágicas para todos los problemas;
nuestra propia varita mágica debe ser nuestro esfuerzo individual y colectivo.
Sin lugar a dudas, en todos los partidos
políticos existe gente valiosa y ahora corresponde al Partido de la Revolución
Democrática (PRD) saber ser gobierno, ser incluyente y plantear una agenda
común. En tanto, el PRI deberá aprender a ser una oposición madura. Si todos cumplimos
con lo que hoy nos toca, nuestra embarcación tocará sana y salva la otra
orilla.
El próximo gobierno que
encabezará el PRD deberá entender esta necesidad, para trabajar por un Tabasco
más competitivo y generador de empleos. Para ello, es necesario sumar esfuerzos
para multiplicar resultados, de ponernos de acuerdo más allá de colores y
partidos.
En este sentido, son sustanciales las
acciones que habrán de realizarse en el corto plazo, para fortalecer la
gobernabilidad y dar un nuevo impulso a nuestra economía, mediante el trabajo
coordinado del gobierno del estado con los diputados -tanto federales como locales-,
así como con todos los presidentes municipales. Además, el gobernador electo Arturo
Núñez Jiménez, deberá construir una relación clara, firme, de respeto y
entendimiento con el gobierno federal.
REFLEXIÓN
En las próximas semanas, la
“gabinetología” será deporte estatal ante las especulaciones de quienes
acompañarán a Arturo Núñez al frente del gobierno de Tabasco.
A partir del primero de enero de 2013,
en Tabasco iniciaremos una nueva etapa de gobernabilidad democrática y el
próximo gobierno, tiene un gran reto frente a él, de contribuir para alcanzar
una sociedad más plural e incluyente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario