viernes, 13 de julio de 2012

LA ALTERNANCIA POLÍTICA EN TABASCO

Un nuevo tiempo exige de nuevos hombres y Tabasco no debe seguir llenándose de odio por diferencias políticas o ideológicas. Por tanto, el próximo gobernador del estado, deberá refrendar la confianza de quienes votaron por él y ganarse con trabajo, la de quienes no le favorecieron con el voto.






La competencia política en Tabasco es signo de los nuevos tiempos democráticos, forjados por varias generaciones de tabasqueños. Así como el Partido Acción Nacional (PAN) se equivocó en muchos aspectos durante doce años al frente del gobierno federal, el inminente regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República, obedece a la decisión de la mayoría de los mexicanos de expulsar al blanquiazul de Los Pinos.

Así en el plano local, el PRI tabasqueño probablemente también se equivocó en muchos aspectos y ahora le corresponde hacer un análisis serio de su actuación durante el proceso electoral de este año.

Uno de los errores que el PRI en Tabasco ha pagado caro ha sido la manera cómo escogió a sus candidatos. Esto le costó en gran medida a este partido la elección estatal y lo obliga a la  renovación de su dirigencia. Tiene que ser alguien que fortalezca su unidad con capacidad de diálogo y conciliación, pero al mismo tiempo alguien con principios ideológicos firmes y una visión clara de la ética, transparencia y responsabilidad social que tiene este partido político.

La derrota electoral del PRI en Tabasco fue consecuencia también de la frágil confianza de las bases y los votantes en la institucionalidad del partido, además del efecto López Obrador en la elección concurrente con la federal.


La próxima dirigencia estatal del PRI deberá avanzar en el desarrollo democrático del tricolor y no recaer en los errores cometidos en el pasado. Además, deberá entender lo que representa en su justa dimensión ser oposición y no gobierno, para regresar a la competencia política más cohesionado y disciplinado.

El PRI tiene que abrirse a la pluralidad interna para incrementar su credibilidad y por tanto su autoridad como partido político. No como lo ocurrido en el proceso de selección de candidatos, que al final se convirtió en un campo de batalla y eliminación, vía impugnaciones judiciales.

Lo que es destacable de la jornada electoral del domingo primero de julio, es que hubo una participación ciudadana ejemplar. Nuestro estado vivió un proceso democrático y fue la segunda entidad federativa con mayor participación de ciudadanos que acudieron a las urnas -con un setenta y uno por ciento de votantes-, después de Yucatán, que alcanzó un setenta y cinco por ciento.

El padrón electoral en Tabasco es de un millón 575 mil 849 personas, con una lista nominal de un millón 530 mil 142 ciudadanos. Lo que significa que un millón 71 mil tabasqueños votaron el pasado primero de julio y ejercieron su poder ciudadano al votar la mayoría por la alternancia.

El priísmo tabasqueño deberá reconstruirse desde su militancia, esa que se siente desprotegida y agraviada. Asimismo, deberá trabajar por ser muy pronto una opción política válida para el pueblo tabasqueño y habrá de exigirle responsablemente al nuevo gobernador de extracción perredista.

En el PRI tabasqueño deberá iniciar una operación de control de daños y en esa recomposición hay grupos que querrán secuestrar a este partido. Se advierte una purga interna y sin duda, se pondrán a prueba las militancias y las convicciones.

A los que hoy perdieron, les corresponde respetar los resultados y ofrecerle al ganador su colaboración. En tanto, al vencedor hoy le toca cicatrizar heridas, tender puentes, sumar voluntades, disipar miedos, restablecer la concordia y apegarse a la ley.

Con los resultados de esta elección, los tabasqueños seguramente recuperarán su fe en la democracia y la alternancia representará un nicho de oportunidades para que Tabasco enmiende el camino. En Tabasco hay cabida para todos, pero debemos abandonar los egoísmos y contribuir al progreso de nuestra entidad, asumiendo nuestra responsabilidad histórica y social.

En la nueva dinámica de Tabasco, debemos privilegiar la instauración de un nuevo sistema social fundado en la 'meritocracia', donde las posiciones jerárquicas sean conquistadas con base al mérito y a la capacidad profesional. Es decir, el estado debe cambiar de la generación del linaje a una del esfuerzo, donde prospere aquel que trabaja más.

No es deseable un gobierno populista, pues ya no son tiempos de esperar de éste soluciones mágicas para todos los problemas; nuestra propia varita mágica debe ser nuestro esfuerzo individual y colectivo.


Sin lugar a dudas, en todos los partidos políticos existe gente valiosa y ahora corresponde al Partido de la Revolución Democrática (PRD) saber ser gobierno, ser incluyente y plantear una agenda común. En tanto, el PRI deberá aprender a ser una oposición madura. Si todos cumplimos con lo que hoy nos toca, nuestra embarcación tocará sana y salva la otra orilla.

El próximo gobierno que encabezará el PRD deberá entender esta necesidad, para trabajar por un Tabasco más competitivo y generador de empleos. Para ello, es necesario sumar esfuerzos para multiplicar resultados, de ponernos de acuerdo más allá de colores y partidos.


En este sentido, son sustanciales las acciones que habrán de realizarse en el corto plazo, para fortalecer la gobernabilidad y dar un nuevo impulso a nuestra economía, mediante el trabajo coordinado del gobierno del estado con los diputados -tanto federales como locales-, así como con todos los presidentes municipales. Además, el gobernador electo Arturo Núñez Jiménez, deberá construir una relación clara, firme, de respeto y entendimiento con el gobierno federal.




REFLEXIÓN
En las próximas semanas, la “gabinetología” será deporte estatal ante las especulaciones de quienes acompañarán a Arturo Núñez al frente del gobierno de Tabasco. 
A partir del primero de enero de 2013, en Tabasco iniciaremos una nueva etapa de gobernabilidad democrática y el próximo gobierno, tiene un gran reto frente a él, de contribuir para alcanzar una sociedad más plural e incluyente.
 

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