Hablar del presente
y del futuro de la educación en México es también hablar de la universidad
pública, porque tiene, entre otros fines, el de contribuir a formar esos
cuadros que concurren al fortalecimiento y desarrollo de la nación.
Desde el punto de
vista educativo, la universidad tiene como fin, escolarmente hablando, la
formación de profesionistas, investigadores y técnicos útiles a la sociedad;
pero ¿los formamos efectivamente? ¿Lo ha hecho de una manera proporcionada a
las necesidades del país en las cuatro categorías mencionadas? ¿Lo hace en un
número adecuado a los recursos materiales y económicos de que está dotada y a
los recursos humanos de que disponen tanto por lo que hace a los profesores
como a los alumnos que llegan a tener acceso a sus aulas? ¿Sigue procedimientos
idóneos para la formación de esas cuatro categorías de profesionales?
Cabe hacer todas
esas preguntas si se quiere responder al fondo del problema que está
determinando la creciente crisis educativa en el país, con la adecuación del
mercado y de nuestras relaciones laborales a las nuevas condiciones sociales
del concierto mundial.
La apertura comercial,
la entrada de inversión extranjera con nuevas reglas, la privatización de
empresas paraestatales y el adelgazamiento de las finanzas públicas, ha traído
consigo no sólo un debate político, además, la imposibilidad de la clase
política para llevar adelante estos cambios estructurales y en algunos que se
han dado, han sido incluso contraproducentes.
Por ejemplo,
hablamos de reforma educativa, laboral o energética, no obstante, éstas no han
atacado o atacan las viejas prácticas feudales que sólo sirven intereses e
inclinaciones e pequeños sectores y no a realizar una política eficaz que la
nación necesita. Por ejemplo, ahí tenemos el mismo sindicalismo que ha dejado
como herencia un sistema educativo en crisis, o en su caso, los excesos de
sindicatos en Petróleos Mexicanos o en la Comisión Federal de Electricidad.
Regresando al
entorno educativo, ¿qué es lo que se debería reformar? En este sentido, estamos
a punto de ser rebasados por no poder incorporarnos eficazmente en las nuevas
tecnologías , en los temas de la
ciencia y las nuevas tecnologías. En gran medida, la dinámica
burocrático-administrativa nos ha hecho perder la ruta, por lo que el modelo educativo
requiere nuevas condiciones y asumir una reforma educativa integral.
La escuela no es
sustituto de la familia y es algo que muchos mexicanos no comprenden y tal vez
allí, radica en medida la grave crisis de valores existente. Aunado a ello, la
dimensión de la problemática económica y social de la espiral de la delincuencia,
la violencia y el desempleo en México. Lo cual, no ayuda ni aporta en la ruta
del progreso del país.
La educación y
mejores oportunidades de bienestar para todos, se constituyen en la mejor
opción para prevención de la delincuencia y la violencia. Con 52 millones de
pobres, México es en uno de los países con mayor desigualdad a nivel mundial,
ya que un 46.2 por ciento de los mexicanos están por debajo de la línea de
pobreza establecida en la medición oficial por el Consejo Nacional de
Evaluación de la Política del Desarrollo Social (CONEVAL).
La desigualdad tiene
un carácter multidimensional, cuya expresión más flagrante es en el ámbito
económico, que además se refleja en términos de territorios, etnicidad, género
y por consiguiente, en una profunda estratificación del ejercicio de los
derechos ciudadanos caracterizado por el rezago y la discriminación social. Ahí
tenemos un caso reciente en ‘Manuelito’, el niño tzotzil humillado en Tabasco
por un servidor público del Ayuntamiento de Centro.
Obligatoriamente
debemos analizar este tipo casos que indudablemente abundan en estados como
Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
Entidades federativas que han demandado una atención más justa y equilibrada,
ello ante el rezago económico y social que han vivido dichas zonas
históricamente, lo cual obliga a la instrumentación de políticas públicas
integrales y que permitan generar una mejor calidad de vida a la sociedad del
sur-sureste del país.
En el caso de
Tabasco, el asunto no es menor, pues con 566, 720 personas en condiciones de
pobreza, representa esta cifra el 57.2 por ciento de los habitantes del estado.
Para tener una idea más clara de lo que esto significa, la población en
situación de pobreza es aquella que tiene un ingreso inferior a la línea de bienestar
mínimo y tiene al menos 2.5 en promedio de la clasificación de carencias
sociales como pueden ser rezago educativo, acceso a los servicios de salud, a
la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, acceso a los servicios
básicos en la vivienda y a la alimentación.
La historia de la educación
en México, está contrahecha por las vicisitudes del proceso histórico nacional
y sometida por la desproporción de todo su funcionamiento. Los problemas y las urgencias que necesitan
solución en el país, pasan por los tópicos fundamentales de las aulas, de las
universidades, de forma tal que todo cambio o transformación deberá efectuarse
en forma estructural, y no sólo, en la estructura legal sino, necesariamente,
en la mentalidad de los hombres que la hacen funcionar.
Sabemos, que en el
contexto del desarrollo social y humano, se deben promover políticas públicas
específicamente orientadas a elevar la calidad y cobertura de los servicios de
educación pública; universalizar el acceso a la educación y la cultura;
extender de manera importante los servicios asistenciales y de salud,
especialmente a los estudiantes, madres solteras, jefas de familia y adultos
mayores, con pleno respeto a los derechos humanos.
REFLEXIÓN
Las escuelas deben
integrarse a la realidad nacional, ello implica su inserción a la lógica de los
cambios estructurales en el mundo globalizado. México no sólo necesita una
reforma educativa, sino una revuelta, una sacudida en todas sus estructuras
educativas.
E-mail:
guillermoars@gmail.com
Twitter:
@pumamemo
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